domingo, 25 de mayo de 2008

El abanico de seda


Hablando de libros, la semana pasada me leí El abanico de seda, de la escritora Lisa See.

Es un libro precioso, que narra la dura vida de las mujeres en la antigua China y la fuerte discriminación a la que estaban sometidas desde su nacimiento por el simple hecho de ser mujeres.

La protagonista, Lirio Blanco, desde su vejez nos narra su amarga historia personal; desde el vendado de pies hasta su ancianidad, pasando por el aprendizaje del nu shu (escritura únicamente conocida por las mujeres) su unión con Flor de Nieve, su laotong o 'alma gemela', por su matrimonio, por las familias, los egoísmos y las rígidas costumbres.

El vendado de pies fue una de las cosas que más me llamaron la atención del libro; una costumbre aberrante derivada del machismo costumbrista de la época. A la edad de los 6 ó 7 años comenzaba el proceso, que consistía en doblar los dedos del pie hacia atrás y vendarlos con tiras de seda. Luego se obligaba a las pequeñas a caminar sobre sus pies dolorosamente doblados hasta que los dedos se les partían por el peso y llegaban a tocar el talón por debajo del mismo. Así el pie quedaba reducido a 10 centímetros a lo sumo.

Los pies pequeños eran considerados como la máxima expresión de intimidad y sensualidad en el cuerpo femenino y toda joven con los pies pequeños tenía las mejores perspectivas de casamiento. A estos pies deformados con tanto sufrimiento se les llamaba 'lotos dorados' por su supuesto parecido con esta flor. Para las personas que no sean fácilmente impresionables, dejo aquí una foto de uno de estos 'lotos dorados', y también más información sobre este proceso.

El libro también nos habla del nu shu, traducido literalmente "Escritura de mujeres", es un sistema de escritura silábico que fue usado entre mujeres en la región de Jiangyong en Hunan, provincia del sur de China. Gracias a esta escritura, Lirio Blanco y Flor de Nieve se comunicaban escribiendo los diminutos caracteres en los pliegues de un abanico. Ambas son laotong, y poseen una amistad muy profunda y personal, un amor más fuerte incluso que el que podían sentir por sus respectivos maridos.

Para finalizar, acabare diciendo que es un libro enternecedor, duro y maravilloso a la vez; triste pero realista, que nos ayuda a conocer de más de cerca las costumbres de la antigua China y nos enseña a ver las cosas desde el punto de vista de una cultura completamente diferente a la nuestra.

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